dimecres, 2 d’octubre del 2013

Domingo 15 de septiembre. Londres es el centro del mundo del triatlón por unas horas. Hace frío, mucho frío. Los espectadores llevan chaquetas y gorros de lana. Después de casi dos horas de intensa lucha, un inglés y un gallego se juegan el título mundial en un esprint agónico. El inglés se pone delante los últimos 200 m. El gallego no se da por vencido, aprieta los dientes, balancea con fuerza los brazos, sopla. Cierra los ojos, mientras entra a meta en primera posición. El inglés cae al suelo exhausto y abatido.

Sábado 14 de septiembre. Son las 5.30 de la tarde y en Tossa de Mar hace un sol radiante y mucha calor. 
En la bonita población de la Costa Brava hay una curiosa mezcla de público: extranjeros con xanclas que no saben que hacen una prueba, bañistas extrañados que ven como 600 locos con casquete de baño y gafas de nadar llegan a su zona de playa con ganas de bañarse, todos a la vez, uno sobre el otro y dándose golpes sin piedad. Dos catalanes disputan un esprint. No es por la primera plaza, Iñaki *Baldellou hace 45' que ha llegado a meta vencedor. Uno va de blanco, el otro de rojo con unas letras negras al pecho que ponen SBR. Así queda muy bien a las fotos. Los tienen mala cara. Están exhaustos después de cerca de tres horas de lucha contra las adversidades. Ha sido más rato de lucha y con un recorrido más exigente que los que competían en Londres. Los de Tossa no tienen masajistas, ni dietistas. Comen pasta, arroz y verduras. Eso sí, el de rojo tiene un gran entrenador: Miquel Blanchart. Hoy tiene el privilegio de tenerlo cerca y animarle.







Las piernas del chico de rojo no han respondido en el tramo decisivo de la carrera a pie. Ha estado a punto de vomitar, después de tomar un gel que le han dado (demasiado pastoso). Algunos errores tácticos le han pasado factura. Ha pasado más de 40' de lucha con su cabeza que le decía que abandonara. Porque alargar la agonía? "No puedo, cojones" pensaba el chico de rojo. Pero tiene los compañeros allá, el entrenador, las suporters Maria y Anna Cortina. Es un SBR y no puede abandonar en plena batalla. Los 2 últimos km se le hacen eternos, sabe lo que le queda y es una agonía. Aprieta los dientes, sopla y corre, sí corre. Los últimos 700 m se engancha al chico que va de blanco. Este le dice "venga, ya está". El chico de rojo con letras SBR empieza a esprintar. El otro le dice que no puede seguir el ritmo. El de rojo llega a la meta con sal que le cae por la cara. Se tumba al suelo, reventado, exhausto. Maldice este último mal trance.







Rápidamente pero se levanta. Ha acabado una prueba dura. El recorrido ya era complicado pero el viento que ha soplado todo el rato lo ha endurecido más. Se reencuentra con los compañeros y las suporters. Se hacen fotos. En aquel momento encuentra el ganador de la cursa y se pone a charlar con él, como si lo conociera. Se hace una foto con él.






Y como el gallego que el día siguiente hablará con los medios de todo el mundo, el chico que va de rojo se acerca al espeaker y le pide el micro. Le dedica la victoria a su entrenador que lo está pasando mal después de una lesión. Pero dice "coño, si no he ganado".Miquel Blanchart ríe, él también. El coach no puede estar contento de su pupilo a nivel deportivo, pero divertido y buen elemento sí que lo es.
El chico del top rojo que sólo va con este top para las fotos, hoy no saldrá muy bien. En la mayoría hará cara de sufrimiento, o de lucha. Él quería disfrutar de la carrera pero su entrenador le había dicho el día antes de que sólo se podía disfrutar a la llegada a meta. Ante estas palabras se siendo presionado. No puede ir a Tossa a disfrutar del castillo y de las vistas de la Costa Brava y decide ir a darlo todo en cada disciplina.

Se viste con las dos piezas y no el trimono. La prueba es sin neopreno. Al hacer el calentamiento al mar nota malas sensaciones con el dos piezas (ideal para nadar con neopreno, pero no para hacerlo sin). El agua le entra por la barriga y se nota frenado. No tiene tiempo de dejarlo en boxes.
Dan la salida y empieza la lucha, unos contra los otros. Un único objetivo: ir a buscar las boyas lo más recto posible, pero los competidores van torcidos: "no ven nada estos romanos". El chico que va de rojo tiene que parar algunos momentos para cambiar la trazada ante algunos pelmazos que no saben ir en linea recta. Intenta coger el ritmo pero le resulta difícil con tantos rivales y un problema nuevo añadido: la mala mar que hace a 100 m de la costa. Piensa que si se descuida demasiado puede caer al fondo del mar. Aprieta los dientes, los brazos e intenta no agobiarse por los golpes que va recibiendo. Durante mucho rato nada junto a su compañero de equipo, el grande MANU. Al final de la primera vuelta empieza a encontrar su ritmo, pero al salir a la arena y volverse a echar al agua para hacer la segunda vuelta se vuelve a encontrar mal y sin ritmo. Sale del agua a 4 metros de su compañero de equipo pero Manu corre como un loco hacia boxes.









El chico que va de rojo hace la transición bastante rápido y coge la bici. Sale con palpitaciones de un producto energético que se ha tomado antes de empezar la prueba. Intenta que le bajen las pulsaciones.
El chico que va de rojo mira la bolsa donde guardar los geles y ve que sólo tiene un para pasar los 45km y 1h 40' largos de bici. Será tonto, si tenía más en su bolsa! Ahora le irían de fábula, decide guardar el único que tiene por el último tramo. Se engancha con un grupo pero lo pierde a la primera subida. Decide subir a lo Valverde, o sea tranquilo, a ritmo. Incluso va avanzando algunos corredores. A la bajada lo avanzan todos.
Cuando llega al puerto de Sant Grau, el más duro, se siente mejor. Claro, hace nada se ha tomado el gel que tenía guardado. Empieza a subir bien y a recuperar posiciones. Se siente Pantani. 
En los 10 km de bajada pierde mucho tiempo. Frena demasiado, pues quiere llegar entero a casa donde lo espera una gran mujer. En la foto parece que corra pero no os lo pensáis, le gusta quedar bien a las fotos.






Llega a Tossa. Siente el calor del público animando y escuha por megafonia que el primero está a punto de llegar a meta. Baja rápido de la bici y hace otra buena transición. La parte de correr es su mejor prueba... o se lo piensa, así que ahora toca recuperar.
El chico que va de rojo trae un de sus geles a la espalda. Sale fundiendo ante los ánimos de su entrenador que cree en él. Demasiado rápido, tendría que haber empezado lento e ir encontrando el ritmo. Al primer avituallamento coge un gel que le ofrece la organización. No es de los que acostumbra a tomar (más líquidos). Este es sólido y cuesta de tragar sin agua. Se atraganta y le sale el gel por la nariz. Está a punto de vomitar. Aquí se empieza a torcer todo. No tiene las sensaciones que había tenido hacía dos semanas cuando fueron a hacer el test de la prueba. Habían hecho el mismo recorrido de bici y de correr, y aquel día había corrido a 4'10'' el km e incluso alguno a 3'50''. Hoy va a más de 5' al km, entre arcadas.








Cada metro es mas duro que el anterior, las pequeñas subidas le parecen montañas para escalar. Ve a sus compañeros pero no tiene ánimo para saludar. Nota las rampas en las piernas todo el rato. Incluso para y anda. Se mira la camiseta, no puede abandonar, es un SBR.
Pero continúa y hace el esprint, sopla, cae al suelo, hace las fotos, el discurso con el espeaker. Saluda a los ganadores. Más tarde, cuando ya se marche, Iñaki Baldellou y Anna Rovira lo saludarán a él, como si fuera famoso, o un crack del triatlón.

El día siguiente y el otro tiene agujetas, señal que lo ha dado todo. Ya no va rojo. Nadie lo mira ni lo felicita por haber bajado de las 3 h que era su objetivo inicial. Esta vez no había hecho el burro durante la prueva, no había saludado, se había concentrado, pero había cometido unos errores de estrategia. Esta vez había luchado, lo había dado todo y el resultado había sido el mismo.
No sabe si abandonar el mundo del triatlón y volver a vivir la vida, hacer cursos de cata de vinos, no sufrir por la alimentación, volver a dormir como antes...
No sabe si apuntarse a la triatlón de Banyoles que quería hacer antes de esta prueba. Quizás la hará y disfrutará, sin presión. El que sí que sabe es que lo dará todo. Es un SBR.

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